Sí, en septiembre siguen las comuniones. Esa es la respuesta que he repetido más habitualmente en los últimos días cada vez que explicaba a alguno de mis amigos las tartas que estaba haciendo.
Y esta ha sido una comunión especial, para dos hermanas geniales que tenían muy claro que las suyas no iban a ser unas tartas cualquiera. Superaficionadas a jugar al baloncesto, cada una eligió la su tarta a su gusto: una de superchocolate, y la otra de vainilla y fresa.
Las muñecas merecen mención aparte. Además de parecerse a sus dueñas, el vestido de comunión y peinado que llevaban eran exactos a los originales. Un trabajo de muchas horas que merece la pena al ver las caritas de las dos niñas cuando se descubren a sí mismas hechas de azucar.